lunes, 23 de septiembre de 2013

LA CENICIENTA

J. ESTEVE
Aunque la foto no esta bien este cuadro es precioso, os lo puedo asegurar, se que no lo podéis apreciar pero si haceros una idea con lo que se ve. Al verlo es hacer un homenaje a todos aquellos zapateros que trabajaban arreglando nuestros zapatos en aquellos talleres tan típicos, pequeños con un montón de zapatos agolpados en una estantería hasta que les llegara el momento de ser arreglados por aquellas manos artesanales, hoy quedan ya pocos zapateros así. También me hace recordar este cuadro a aquel cuento tan bonito de La Cenicienta y que tantas veces nos contaban nuestros padres a la hora de ir a dormir, y al soñar era como si yo fuese esa Cenicienta y me pasaran todas aquellas cosas.con las hermanastras, lo pasaba mal pero luego soñaba con la calabaza que se convertía en carroza, y mi hada madrina que me tocaba con la varita mágica y me convertía en una belleza, era todo tan real en mi sueño, y el final aquel príncipe que me buscaba y me colocaba el zapatito de cristal, era mi mejor momento, ese príncipe que todas las niñas hemos soñado tener. Al despertar que desilusión, no había carroza, ni hada madrina, ni vestido ni zapatos de cristal, ni príncipe, ni madrastra y hermanastras, que alivio, pero me consolaba con pensar que algún día llegaría a cumplir mi sueño y vendria mi príncipe azul. Cruda realidad, con los años te despiertas de tu sueño y te das cuenta de que se ha esfumado aquel sentimiento tan inocente en el que te creías que algún día iba a llegar alguien con el zapato de cristal y serias tan feliz como acaba el cuento. Que distinto es todo cuando eres ya un adulto y te gustaría volver a esa niñez y volver a soñar.